La educación en nuestro país está determinada por un permanente vaciamiento de sus recursos, muestra de esto son los bajos salarios docentes; las escuelas en emergencia edilicia; leyes educativas que proponen reformas curriculares nefastas con un claro retroceso en sus contenidos académicos, a lo que se suma la ingerencia privada buscando orientar la currícula a sus necesidades; escuelas de arte destinadas a desaparecer; becas estudiantiles rodeadas de trabas burocráticas que las vuelven casi inaccesibles; 9000 pibes menores de cinco años sin vacante por falta de jardines maternales, en definitiva un presupuesto mínimo para una educación al servicio de pocos.
En Capital, las políticas aplicadas por el gobierno macrista profundizan este proceso de destrucción de la educación pública, que ya lleva otorgado 705 millones de pesos en subsidios a las escuelas privadas, recortando en más del 60% el presupuesto de la educación pública.
Claro ejemplo de esto es la situación por la que atraviesa el Instituto Superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González, que ha formado por más de cien años miles de docentes para el nivel medio y superior, designados a ocupar cargos en todo el país. El “Joaquín” ha sido destinado a un edificio, que pese a su fachada remodelada no contempla las necesidades en materia de capacidad y seguridad. El mismo solo puede albergar 4500 estudiantes, cuando la matrícula actual alcanza los 7200. Esto nos conduce a aulas hacinadas, deserción anual superior al 30%, malas condiciones laborales para los docentes y un estado de potencial peligro por la estructura edilicia incoherente con las verdaderas necesidad de un instituto educativo.
El primer día de clases alcanzó para mostrar esta situación, con más de una hora de espera para acceder por ascensor a los 11 pisos con los que cuenta el edificio, además de un mal funcionamiento de los mismos que deja encerrados por varios minutos a quienes tengan la dicha de utilizarlos, 200 estudiantes dando vueltas por las instalaciones sin aula que los pueda albergar y cursadas en los pasillos. El desborde está a la vista, las promesas del rector y el Consejo Directivo de más y mejores espacios se han desvanecido.
La problemática por la que atraviesa esta institución no escapa a la realidad del resto de los terciarios de la Ciudad de Buenos Aires, poniendo en riesgo la formación de miles de futuros profesores. Mientras tanto se declara a nivel docente la emergencia educativa por falta de maestros y profesores para cubrir cargos. Esto es así a causa del indigno salario que ofrece el gobierno y el maltrato constante, llegando a tener que esperar seis meses para cobrar el primer sueldo.
La coordinación de todos los sectores, organizados en defensa de la educación pública logrará parar este vaciamiento e impondrá el impostergable aumento presupuestario. La existencia de la Multisectorial en Capital es un avance en este sentido. Este espacio hay que fortalecerlo y ampliarlo para demostrar en la calle que somos miles dispuestos a enfrentar el avance privatista.